Recuerdas esos días lluviosos cuando caminábamos por las avenidas con los zapatos llenos de lodo, escondiéndonos de la policía.
Cuando corríamos por entre las casas, saltándonos las bardas, dejando la buena reputación detrás.
Me identificaba mucho contigo porque muy en el fondo yo también era así de inconsciente, de descuidado con la vida.
Me gustaba que siempre tuvieras un amigo a quien visitar, una mujer a quien cortejar y un disco nuevo para presumir.
Te recuerdo totalmente trastornado y paranoico.
Yo pensaba ¿cómo puede estar tan solo y tan lejos de su casa? a veces pensaba que primero moriría yo.
Extraño esas tardes tan de este lugar, donde nos sentábamos en la cornisa de tu casa a fumarnos un cigarro, esperando que anocheciera, a que empezara la fiesta.
Sobre todo no puedo olvidar tus visitas a las 5 de la mañana, parecía que se te acababa el tiempo, ya querías que empezara el día.
Yo no sabría decir si todo eso fue algo bueno solo vi su brazo desnudo y sangrante y no pude más que vomitar.
La verdad no sé si este bien pero pienso que es mejor así, muy en el fondo sabia que ya no había nada que te sorprendiera.
Recuerdo como después de eso pasaba los días totalmente ajeno a todo, emborrachándome, durmiendo en los callejones.
Ya nada es igual por aquí, tengo que salir y fingir que quiero ¿recuerdas lo de caras de cartón? ¡Eso! no lo soporto.
Ya no evoco imágenes a mi mente, en mi nada se torna azul, me he vuelto muy reptil, mis esfuerzos son cansados mis aleteos débiles.
Arrastro los pies al caminar.
La gente a veces me pregunta por ti, no lo saben, idiotas, hablan de ti como si te conocieran y yo enojado me alejo sin responder, pensando para mis adentros: ¿por que tuviste que morir?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario